Miguel Boyer fue el primer Ministro de Economía y Hacienda de Felipe Gonzalez. Fue muy sonado su apoyo a la política económica de Aznar pero no lo ha sido tanto su artículo publicado en El País el pasado 23 de octubre. Lo resumo brevemente y comprobaréis el por qué:
- Pese a los déficit y el endeudamiento, los Gobiernos no deben relajar todavía sus esfuerzos para restablecer la salud del sector financiero y el apoyo a la demanda global con políticas de expansión macroeconómica
- El FMI y la OCDE coinciden en que el rebote incipiente de las economías se está produciendo relativamente pronto y en que ello es debido a las fuertes medidas de estímulo presupuestario de muchos Gobiernos, así como a las bajadas drásticas de tipos de interés y a las inyecciones de liquidez de los bancos centrales
- Las previsiones para España no pintan tan mal como interpretan ciertos analistas y aficionados
- Abaratar el despido no es una panacea para crear empleo en medio de una crisis
- Es demasiado pronto para que los Gobiernos relajen sus esfuerzos para restablecer la salud del sector financiero y el apoyo a la demanda global con políticas de expansión macro-económica. A pesar de los amplios déficit y de una deuda creciente en muchos países, los estímulos presupuestarios deben ser sostenidos, hasta que la recuperación tenga una base sólida. Las recomendaciones ante las perspectivas de una recuperación -probablemente, lenta y débil- no pueden ser más claras y llenas de lógica económica
- En el caso de la economía española, las dificultades son mayores por la dimensión de las caídas del sector de la construcción y del empleo
- Las previsiones del FMI para España -una caída interanual del PIB del 3,8% para 2009 y otra del 0,7% para 2010- no pintan tan mal como las interpretaciones de ciertos analistas y aficionados, pues la cifra para 2009 es inferior a la media de la UEM y a las de países como Alemania, Italia y Reino Unido
- Por otra parte, en las previsiones para 2012, Francia habrá superado el alto nivel de PIB del año 2008 con un 102%, y Alemania y España recuperarán un 98% de aquél, por delante de Italia e Irlanda. En 2014, según el Fondo, España estará creciendo al mismo ritmo que Estados Unidos, por encima de Alemania e Italia
- El gobierno español ha optado por unos Presupuestos del Estado que frenan renglones de gasto y se dirigen a contener el ritmo de crecimiento del déficit, con subidas tributarias que tendrán impacto a mediados de 2010. Es una opción respetable, por ser una decisión valiente por impopular, que ha recibido el apoyo del Banco de España
- Reforzar la expansión es la receta mejor, tanto para contribuir a que se reabsorba el déficit como para combatir el desempleo
- Un mayor gasto público, bien elegido, estimula el crecimiento y puede reducir el déficit, en vez de agrandarlo
- Países como EE UU (con un déficit previsto del 13,5%) y Reino Unido (con otro del 14,5%), a pesar de tener endeudamientos del 87% y del 75% -mucho mayores que España- no están paralizados por la "histeria del déficit", como escribe Brittan, en el Financial Times
- España terminará este año con una deuda bruta del orden del 53% del PIB, frente a una media del 78% de los mayores países europeos
- La subida de impuestos en coyuntura de recuperación incipiente será -a juicio de Boyer- contraproducente si sólo sirve para reducir el déficit, y tanto más cuanto que afecta a las familias de rentas medias y bajas, que tienen mayor propensión al consumo
- Pero si se destina a sostener los estímulos a la demanda global y al empleo, podría ser adecuada, ya que el multiplicador del gasto público tiene más efecto que el contractivo de un alza tributaria
- Las recomendaciones de la llamada "escuela de la oferta" son importantes para el crecimiento a largo plazo, pero son erróneas para afrontar una crisis económica, salvo que coincidan con las recomendaciones de estirpe keynesiana (como, por ejemplo, una bajada de impuestos)
- La recomendación de abaratar el despido "para crear empleo" yerra en el timing y en el objetivo. Primero, desconoce la imposibilidad para un Gobierno de plantear esa reforma mientras cada mes caen en el paro decenas de miles de trabajadores. Los sindicatos lo tomarían como una provocación y reaccionarían ásperamente. Pero, después, es que el abaratar el despido no es una panacea para crear empleo en medio de una crisis, según lo presenta un manido eslogan
- El muy serio problema de las amplísimas fluctuaciones del empleo en nuestro país, con fenomenales creaciones de puestos de trabajo en periodos de auge, seguidas de caídas de la ocupación y aumentos del paro, también extraordinarios, no se debe a que haya más días por año en las indemnizaciones por despido que en otros países
- Lo demuestra, además de un análisis de causa y efecto, el caso de Irlanda, que con una flexibilidad total en los contratos laborales ha tenido una experiencia semejante a la española: tras crecer el empleo, entre 1994 y 2007, a la tasa media del 4,2% anual, ha sufrido una caída de éste del 9,2%, en el conjunto de 2008-2009, del mismo orden que la española (-7,5%)
- Las excesivas fluctuaciones del empleo tienen causas mucho más profundas que el coste del despido, en las estructuras de la demanda agregada y del sistema productivo español (o irlandés). El factor fundamental es el gran peso de la inversión en construcción en España y el consiguiente en la generación del valor añadido y en el empleo. En 2007 la inversión en construcción en España y en Irlanda era del 15,7% del PIB en la primera y del 15,6% en la segunda, frente al 9% en EE UU, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. La inversión es la componente más volátil del PIB en todos los países, pero en España tiene mayor peso y mayores fluctuaciones, y determina mucho más que en otros países grandes oscilaciones del empleo
- Cuando se reduzca, como es de esperar, el excesivo peso de la construcción -que además exige inevitablemente plantillas en gran parte temporales-, disminuirán sustancialmente los enormes vaivenes del empleo que hemos experimentado en los noventa del siglo XX y en la crisis actual
- Con las lecciones que sacarán los Gobiernos y los bancos centrales del trance actual, mantendrán -cuando pase la depresión- los tipos de interés en niveles suficientemente altos para no engendrar burbujas inmobiliarias, al tiempo que los otros bancos aumentarán la prudencia en la concesión de créditos
- La construcción seguirá siendo importante en España, aunque se reduzca a la mitad (unos cuatro puntos y medio del PIB) la residencial, y la inversión total seguirá siendo -en porcentaje del PIB- bastante superior a la media en la Eurozona. Ese cambio en el patrón de crecimiento ayudará a reducir el déficit de la balanza de pagos, la deuda externa y la temporalidad de los contratos
- Lo más difícil de ese cambio será expandir el sector de los servicios para mantener un crecimiento suficiente del PIB y del empleo. Ello exige, en el medio y largo plazo, una fuerte inversión en todos los tramos de educación y modificar los contratos laborales para contribuir también a la reducción de la excesiva temporalidad actual, que daña la formación profesional de los trabajadores, la productividad y la innovación en las empresas. Ése es un fin alcanzable con sólo dos tipos de contratos -uno indefinido y otro por tiempo determinado- y no la cantilena de "abaratar el despido para crear empleo"
- La tarea no es nada fácil, pero es necesaria si queremos prolongar el extraordinario éxito de una economía que ha multiplicado por ocho su PIB per cápita desde 1950, y que ha convergido ya mucho con las de los países más desarrollados de Europa